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Me gusta hacer nuevas amistades que compartan lo mismo, disfrutar de las salidas y practicar lo que mas me gusta: El dibujo y escribir de todo un poco.

domingo, 14 de octubre de 2007

Las consecuencias del corazón (1era parte)

Las consecuencias del corazón

En la noche que la luna brillaba sobre los terrenos de Lumberd, en el pueblo de la ciudadela se iniciara el festival para la congregación de un nuevo rey. Nosotros los caballeros de La Alianza nos enlistamos para las demostraciones de la caballería real, pero solo yo soy participe de mis emociones en el corazón de Scarlet, la hija y heredera del trono.
De todas las damiselas que habitan en el castillo, solamente ella es quien me llamo la atención, pero a pesar de mi afán por la princesa, ella no esta enterada de mis emociones por nuestra educación. Aunque no voy a negar que he podido conocerla lo suficiente para ser fiel a su seguridad.
Cuando la luz del sol alumbro el reloj de piedra, poco a poco los habitantes de Lumberd iniciaron sus despertinos quehaceres. Mientras que en el palacio, la princesa Scarlet propuso ir al bosque cercano junto a su dementora, pero El Rey la negó de sus ánimos.
Como era de esperarse de su ingenio, la doncella dijo:
-¡Ho! señor padre sino me permitiréis ir con uno de tus súbditos entonces llevare a mi protector favorito.
-¿Te referiréis a Sir Dreicko? -Dijo seriamente
-Exactamente mi señor.
El viejo Rey, un poco más convencido de sus palabras, le acentuó con la cabeza sabiendo que era mejor un guardia profesional que un simple súbdito.
La acompañe junto a la carroza y nos dirigimos hacia “El río de las luciérnagas”, llamado así por su leyenda.
-¡Deténgase, hasta aquí caminamos!-Le dijo Scarlet al cochero.
-Pero su majestad es mi deber…
-Nada de excusas ¿Usted esta de acuerdo Sir Golfred?
Aprobé su pregunta con una leve reverencia y muy decidida bajó del transporte. Juntos caminamos por el largo sendero del bosque hasta llegar a un arroyo.
Scarlet estiro sus delgados brazos respirando el aire suave que la naturaleza le otorgaba, luego giró un momento hacia mí para hablarme como era costumbre de las damas.
-Tantos bloques de piedra rodeándome rompen mi paciencia y mi libertad, este es el único lugar que calma mi conciencia.
-La nobleza-le respondí- es el enemigo de la libertad, algunos nos sentimos oprimidos ante tanta obligación.
-¿Ustedes los caballeros de La Alianza no sienten lo mismo al vivir las mismas heridas de sus batallas?
Mirándome a los ojos espero a que respondiera su acertijo.
-Nuestro espíritu noble es marcado con un juramento: Proteger a la congregación que constituye al gobierno junto a los familiares Monarca.
-Sabias palabras de un caballero. Mostrando una sonrisa picaresca se dirigió a la orilla del riachuelo y comenzó su rezo sobre las pequeñas criaturas del bosque. Yo la observaba admirando la pureza con que entonaba su vos, pero mis sentidos y mi espada diestra vigilaban el peligro mayor de algún asalto.
Miró el cielo y suspiro, pensando que los días de invierno en Inglaterra eran muy cortos.
-Esta atardeciendo ¡Que decepción, debimos partir mucho antes a este lugar! Regresemos Sir Dreicko.
-Como usted ordene.
Entonces volvieron a la carroza para dirigirse al palacio real.
Cuando ingresaron a la entrada principal ya estaban terminando la presentación del gran festín donde las personas con linaje y los caballeros de alto prestigio se reunirían para que el antiguo Rey bendiga al novio y a la novia como futuros reyes de Lumberd.
La señora llamo a su hija para cambiar el vestido, la joven obedeció.
Me aparte del lugar ya que prohibían la entrada a los caballeros que no están relacionados con los custodios del sacerdote Real.
Camine cerca de las fuentes donde me puse a meditar y en mí cabeza aparecían preguntas sin “respuesta”.
-“¿Por qué este presentimiento?” “¿Debería olvidar para no caer en la impulso de confesarle?” “Terminaría en una contienda con el futuro monarca”.
En aquellos pensamientos me distraje. Escuche que alguien caminaba a pasos acelerados. No le preste atención. De repente apareció por detrás y agarró con fuerza mi garganta tratando de ahorcarme, acorralando todo el peso del cuerpo sobre la estatua. ¿¡Quién era, que es lo que busca!? Trate de voltear bruscamente, entonces pude reconocerlo: Se trataba Sir Víctor, hermano y Caudillo de El Rey.
-¡He visto como miráis a mi sobrina! pero ya es demasiado tarde, ahora esta comprometida con alguien que sobrepasa tu cargo ¿¡Qué te hace pensar que puedes usurpar el trono de Lord Gorlend Sailind!?
Le respondí golpeándolo con el puño del guante metálico. Sir Víctor continúo poniéndose en guardia, tuve que calmarme para aplacar la situación.
-Mis intenciones no son las mismas que las suyas señor ¿Creé no conocer sus celos por La Corona? ¡Todo porque eres un familiar querido, no significa poder gobernar estas tierras a través de sus decisiones! Nunca pudisteis ser el heredero al trono por las leyes familiares que te prohíben reconocer como tal.
Víctor hervido de rabia respondió:
-¡Aun así los dos como caballeros caemos en desventaja!-Saco su espada de plata, señalado mi cabeza dijo-¡Será nuestro pesar, nuestra tumba y tu cruz llevara el nombre de la agonía, no lo olvides!
Después se retiro con la espada desenfundada y una mirada amenazante que atraía desprecio.
Sir Víctor hijo de Slaidur, era el mejor de los guerreros, siempre obedecíamos las estrategias que empleaba en las batallas y por sus destrezas e ingenio vencimos a los franceses junto a los soldados de Escocía que amenazaban con recluirnos de las tierras de Inglaterra.
Pero nuestro gran líder obtuvo la codicia de su padre y su deseo siempre fue morir como monarca y no como noble caballero.
Un poco más calmado, me quede largo tiempo contemplando estatuas sin vida que adornaban las fuentes del castillo. Entonces escuche unas campanadas, era señal de que la perdí para siempre.